El 31 de diciembre de 2020, 19 años después de la entrada en circulación del euro, será el último día para canjear billetes y monedas de pesetas por euros.

Según los datos del Banco de España, a finales del mes de julio aún quedaban en circulación 266.500 millones de pesetas, más de 1.600 millones de euros. Gran parte de este efectivo permanecerá en manos de nostálgicos y coleccionistas.

El tipo de cambio es de 1 euro = 166,386 pesetas y se pueden cambiar, por norma general, todos los billetes y monedas que estaban en circulación el 1 de enero de 2002 emitidos con posterioridad a 1939. Se puede consultar el folleto completo en este enlace.

Antes de realizar el cambio por euros sería interesante conocer el valor numismático de algunas monedas o billetes especiales, como, por ejemplo, es el caso de los primeros cuños de la mítica moneda de 25 pesetas con el agujero en el centro de 1995, que puede alcanzar los 100 €.

El cambio a euros se puede llevar a cabo en la sede del Banco de España de Madrid o en cualquiera de las sucursales repartidas por todo el territorio nacional. La sucursal de Palma se encuentra en la calle Sant Bartomeu, núm. 16, y su horario de atención al público es de lunes a viernes de 9:30h a 14:00h.

Con el fin de garantizar las medidas de seguridad recomendadas por las autoridades sanitarias es necesario solicitar cita previa en el 913 385 000 o  a través de un formulario online.

Para cantidades superiores a los 1.000 € siempre se pedirá identificación del interesado, aunque también se puede solicitar la identificación para cantidades inferiores. No hay límite cuantitativo, pero se aplica la normativa vigente sobre la prevención del blanqueo de capitales.

En función de la cantidad de pesetas que disponga para ser cambiada a euros, le recomendamos que se ponga en contacto con su asesor fiscal para calcular la posible repercusión tributaria en su próxima declaración de la renta, ya que Hacienda podría considerarlo una ganancia de patrimonio no justificada al ser efectivo del que difícilmente se podría justificar su origen.

Alicia Onieva. Economista.

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