En una sociedad, como la actual, donde las empresas familiares constituyen la base de la economía, siendo la fuente generadora de la mayor parte de la riqueza y empleo y elemento de cohesión social, se echa de menos un tratamiento jurídico específico y pormenorizado de las peculiaridades y elementos esenciales de las mismas.

En el ámbito de la empresa familiar, entendida como aquella en que más de la mitad de su capital social, y por tanto su control, pertenece a personas vinculadas por consanguinidad o afinidad, pertenecientes a una misma familia o grupo familiar, se siente de cada día más la necesidad de tener un Protocolo que afronte y dé respuesta a los conflictos familiares que suelen presentarse en este tipo de sociedades.

La práctica demuestra que los problemas en el seno de la empresa familiar se suelen presentar en la segunda y tercera generación. De hecho, 8 de cada 10 empresas no llegan a la tercera generación, ¿podemos hacer algo para remediarlo?

El protocolo familiar trata de buscar respuestas y soluciones más allá de las previstas por el propio ordenamiento jurídico, tratando de motivar y de embarcar a todos los miembros de la familia en un proyecto común en el que la sostenibilidad de la empresa como medio de sustento del grupo familiar se erige como una máxima a respetar. La idea de continuidad o permanencia de la empresa más allá de la vida de su fundador y de los actuales titulares es la nota que desde el punto de vista meta-jurídico caracteriza a la empresa familiar.

Se ha dicho que si la empresa familiar no es lo suficientemente grande en proporción con el número de propietarios se produce un desequilibrio. Con el fin de evitar y prevenir estos enfrentamientos familiares en los Tribunales, toda vez que suelen afectar al normal desarrollo de la propia empresa debido, entre otras razones, a la paralización de los órganos sociales, es conveniente crear un protocolo familiar o pacto de socios, el cual ha de fijar claramente las líneas esenciales que deben guiar y orientar el futuro de la empresa familiar, dando respuesta a cuestiones tan importantes como son el modelo de gobierno empresarial que se desea, quiénes son las personas que pueden acceder a la propiedad de las acciones o participaciones sociales, el modelo de transmisión de las acciones o participaciones, el acceso al trabajo y la remuneración del mismo y la del capital, así como los medios de solución interna de los conflictos que puedan surgir en el seno de la empresa familiar.

Sin un compromiso entre los socios, tanto los actuales como los futuros o llamados a ser propietarios, y sin una cultura común de empresa familiar es realmente difícil que las segundas y terceras generaciones de empresarios familiares puedan alcanzar o continuar el éxito empresarial de sus predecesores.

Se ha de tener en cuenta que los protocolos familiares se deben de abordar en épocas de paz social, no siendo aconsejable iniciar la elaboración de un protocolo cuando existen tensiones sociales entre los propietarios o entre los familiares que han de intervenir en el protocolo familiar.

En Vidal Asesores Tax & Legal llevamos más de sesenta años asesorando a la empresa familiar y creemos que, previo un estudio y puesta en común entre los miembros integrantes de cada grupo familiar, dado que cada sociedad es distinta, el protocolo de empresa familiar puede ser un adecuado instrumento y un cauce para asegurar la paz social y con ella la continuidad de la empresa y su paso a futuras generaciones.

Victor Cubí. Asociado Senior

VIDAL ASESORES Tax & Legal